Cuba es un país pequeño, aunque supuestamente bien conocido. Este pedazo de tierra siempre reemerge como territorio inexplorado, no solo para el novato sino también para el viajero concienzudo. ¿Acaso será por sus características geográficas? ¿Sus frecuentes exabruptos históricos? ¿Su compleja transculturación? ¿Su sistema político único? ¿Debido a un poco de todo?
Está confirmada la presencia de cubanos en más de ciento veinte países. Unos sesenta albergan comunidades de importancia. Sin embargo, un viaje a Cuba es insustituible para conocer su cultura, e imprescindible para entender a los cubanos.
Cuba ha sido por mucho tiempo de esos lugares donde todos siempre están esperando que algo pase, para decirlo en cubano. Y esto no solo aplica al lugareño. Muchos de los que nos visitan quedan en ese estado expectante. No es raro escuchar “fue bueno venir ahora… para luego volver y comparar”.
¡Cuba es un país seguro!
Después de siglos de mezcla e imprevisible evolución social, la Cuba de nuestros días exhibe un proceso que aún no termina. Más allá de su densa historia, lo que realmente sorprende es cómo los cubanos parecen estar desafiando las teorías del Fin de la Historia.
En el mismo sentido, aunque sea fácil descubrir sus raíces españolas, africanas, chinas y, en mucha menor proporción, aborígenes, lo que verdaderamente sorprende es la capacidad de adaptación, absorción y fusión de los cubanos. Dicho sea de paso que su multi-racialidad no ha sido un obstáculo para su mono-etnicidad. Uno se da cuenta de ello en artes como la música, la danza, las artes plásticas, la arquitectura, y el cine; en la religión; en la cocina; en los deportes; en su sistema educativo; y en su modo de vida en general. ¿Habrá alguna conexión con su tolerancia? ¿Cómo entender entonces su ego? ¿Su alegría? El hecho es que los forasteros siempre son bienvenidos, provengan de donde provengan.
Un análisis de las peculiaridades y fundamentos del sistema cubano –organización del estado y su economía-, para muchos irracional a primera vista, llevaría mucho espacio. ¿Qué decir de la influencia tan desproporcionada que Cuba tiene en la arena internacional?
Añádase a lo anterior uno de los más bellos, a la vez que dóciles, ambientes naturales y obtendrá un destino único, incluso para viajeros habituales.
¿Será Cuba todavía, en pleno siglo veintiuno, un destino exótico?